
Un atardecer puede engalanar tu vista pero abrazado de una hermosa descendiente de la costilla de Adán podrás ver al Astro Rey cómo en su despedida alumbra sus preciosos rasgos. Esos momentos serán guardados en tu mente con más fuerza porque hay un factor adherente.
Esa vez que me llevaste al río y a pesar de las numerosas caídas, fue de mi agrado tenerte a mi lado. La fuerte corriente no fue un pretexto para evitar andar juntos sobre sus aguas. Nuestos dedos se entrecruzaron y formaron un solo puño. El aroma de tus cabellos y el brillo de tu sonrisa todavía permanecen en mi cabeza. Uno nunca debe perder la esperanza. Espero algún día volverte a ver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario