jueves, 18 de octubre de 2007

Amor publicado en internet

Si uno tuviera la oportunidad de decir lo que le pegue la gana ¿lo haría normalmente o habría algún impedimento? A veces uno debe ser discreto y no revelar todo lo que llega a su persona. Una vez mis amigos tomaron como broma una crónica que escribí en Redaccionline.com.

En mi afán de ser original, pequé en ser un plagiador de la realidad. Ello no es nada raro para un periodista. Lo malo es cuando se atenta verdaderamente un círculo privado sin interés para la opinión pública. Mi tarea era relatar los comienzos de unos cuantos romances dentro de mi facultad. Tomé como base de mi texto la realización de un cortometraje.

Todos sus integrantes habían entablado lazos mayores a los amicales durante la filmación. Al final el camarógrafo se metió con la protagonista y el director con una chica del reparto. Estas curiosidades las plasmé en una, valga la modestia, buena crónica. Las noticias malas son las primeras en saberse, dicen. Yo mientras tanto recibía el visto bueno de mi jefe.

Una amiga, pequeña en estatura pero grande en carácter, pegó el grito en el cielo. No me llamó la atención pero me dio a entender que no lo vuelva a hacer. Era muy tarde ya. Al final, ninguna de las relaciones surgidas de esa producción audiovisual perduraron. En la actualidad, solo existe la nota si la buscan en Google.

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